A medias tintas…

En el más literal de los sentidos.

Parece que el otoño además de traernos la caída de la hoja y la bajada de las temperaturas, viene cargado de tendencias más que interesantes en cuanto a decoración se refiere.

Abordamos una propuesta sumamente inspiradora, atrevida y alegre: las paredes bicolor. Tan sencillo como pintar un único paramento con dos colores diferentes, pero sumamente efectista.

En casi todos los casos me he encontrado que un color ha sido combinado con el blanco, quizá en parte porque otras combinaciones son más arriesgadas y quizá en parte para tratar de salvar el encuentro con el techo, ya que casi siempre suele ser blanco (lo más común es que el color se aplique de mitad hacia abajo de la pared y el resto hasta el techo se mantenga blanco)… Pero lo que sí está claro, es que independientemente del color, la técnica funciona para cualquier estancia de la casa,

Blanco y gris es perfecto para crear espacios tranquilos con un aire nórdico.

Aquí el efecto se radicaliza; el cambio de color pasa por encima del margen inferior del cuadro y además el mueble se camufla con el mismo azul. ¡Impresionante!
Las paredes bicolor sirven también para enmarcar parte del mobiliario, como las camas o sofás. En este caso, con el mostaza también se enmarca la cama haciendo la función de cabecero, pero el tránsito de una pintura a otra no se ha hecho con una línea recta. El efecto es muy bonito.En las siguientes imágenes el color va hasta más arriba, éste sirve de lienzo donde poder ubicar toda la decoración vertical.
Si eres de los que no tiene miedo a nada, podrás arriesgar con paredes bicolor en las que el blanco no tenga cabida.

Por último, habréis observado que en todas las paredes que os hemos mostrado se ha optado por la horizontalidad para el cambio de un tono a otro, pero las opciones son ilimitadas; verticalidad, geometrías… aquí un aperitivo, el resto…en otro post. 😉

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Imágenes de Pinterest, texto de Olga.