A algunos os gusta pisar las hojas secas, a otros os encanta el olor del café recién hecho o el de las sábanas limpias en la cama, otros tantos diréis que no hay nada comparable a quitarse los zapatos al llegar a casa o darse un baño relajante con espuma…
¿Cuál es el común denominador de las anteriores sentencias? Son situaciones muy comunes, incluso cotidianas, que en mayor o menor medida todos tenemos al alcance de la mano a diario, pero que además nos resultan altamente reconfortantes; nos aislan por un momento de las preocupaciones o problemas del día y nos inundan de una fugaz felicidad.
Llamadme rarita si queréis, pero a mi me flipan las nubes. Me encanta mirar al cielo y contemplarlas, con sus formas siempre cambiantes y sus diferentes tonalidades. Da igual que sean cúmulos, cirros o estratos… soy «feliz» viendo un cielo tipo el de los Simpson, pero también con el magnetismo de un desafiante nubarrón negro de tormenta, ambos opciones me resultan altamente atrayentes y observarlas me suele evadir de la rutina sin apenas darme cuenta.
Extrapolando tan peculiar aficción a la decoración, os diré que a día de hoy es muy sencillo encontrar casi cualquier cosa que podamos imaginar para nuestra casa, por extraña que sea, y con la temática nube no podía ser menos. Confieso que en navidades sucumbí a unos preciosos cojines en forma de nube de Maisonnette Petit para la habitación de las niñas (que ya os enseñaré en otro momento). Pero hay tantas oferta que no se si voy a poder frenarme ahí…
Os dejo con una selección de fotos en las que podréis encontrarlas como protagonistas de diversas piezas; desde pequeños objetos de menaje, hasta impresionantes instalaciones como la que se hizo con 100.000 globos blancos y luces en Covent Garden
Por último, si te ha sabido a poco, no te pierdas nuestro post Vivir en una nube
Y a ti, ¿te apetece estar en una nube? Mi respuesta seguro que ya os la imagináis 😉
Fotos de Pinterest, texto de Olga
Diseño Interior Bruto 