Os traemos un proyecto en el que llevamos trabajando ya un tiempo. ¿El motivo? Os lo contamos…
Nuestra clienta se había mudado hacía poco a un piso de alquiler, éste se encontraba prácticamente vacío, sólo contaba con lo básico para poder entrar a vivir; un sofá, una cama y algún mueble básico de almacenaje, nada de decoración. Tenía claro que necesitaba la ayuda de un profesional para darle forma a su nuevo hogar, pero no se atrevía con la decoración global de la casa, así que inicialmente nos encargó únicamente el proyecto del salón comedor.
El piso tenía mucho potencial: estancias amplias, techos altos, suelos de mármol y como plus una ubicación inmejorable a pocos metros del Teatro Real.
Decidimos junto a ella, guiarnos por un estilo clásico renovado. Para los muebles nos centramos en piezas de tonos claros, que potenciaran la luz natural, y dejamos los colores para los detalles (con el fin de restar sobriedad al conjunto).
En el salón se le dio especial importancia a los papeles pintados y a los textiles. Confiamos en la firma Harlequin para elegir un espectacular papel pintado con un motivo de plumas de colores, que preside la pared principal de la estancia. Los muebles se escogieron en blanco roto y madera natural. El sofá y los cuadros de la clienta se mantuvieron, aunque alguno se volvió a enmarcar. Los textiles se seleccionaron siguiendo la paleta cromática del papel, una alfombra reversible de PVC de la firma Brita Sweeden y cojines en verdes, azul petróleo y gama de naranjas, como el de plumas de Ocott para la butaca. Para el gran ventanal, que da paso a la terraza, nos decantamos por un visillo muy liviano en blanco y verde aguamarina, para aprovechar al máximo el aporte natural de luz.
Salón comedor, antes
Salón comedor, después
El resultado del salón le sorprendió gratamente a nuestra clienta, tras varias semanas comprobó que se sentía especialmente cómoda e identificada con su nuevo salón, tanto que se animó a contar de nuevo con nosotras para diseñarle el office y el dormitorio principal.
Teníamos claro que el office tenía que hablar el mismo lenguaje que el salón, ya que desde una estancia se ve la otra. No podíamos permitirnos nada muy llamativo, la estancia no era muy grande y no contaba con mucho aporte de luz natural. Decidimos jugar con piezas de líneas depuradas en madera natural y apostar por un papel azul que coordinaba a la perfección con los elementos del salón comedor.
Office, antes
Office, después
En cuanto al dormitorio, seguimos con el mobiliario en tonos claros y jugamos con una paleta de colores pastel… queríamos una habitación elegante y cálida, que invitara al descanso. Integramos una zona de estar a los pies de la cama, con un sofá tapizado en algodón en color crudo, con el respaldo en capitoné, y un tocador de aire romántico. Además, realizamos una amplia búsqueda de textiles e iluminación hasta dar con las piezas idóneas para el espacio, de hecho las lámparas que enmarcan el sofá se hicieron expresamente para el cliente.
Dormitorio, antes
Dormitorio, después
No es la primera vez que os comentamos la importancia de habitar en un entorno confortable, que se ajuste a nuestras necesidades, ya que influye de manera positiva en nuestro estado de ánimo. Nuestra clienta se dio cuenta de ello y apostó por mejorarlo. De hecho, acaba de volver a llamarnos para seguir con la terraza y un segundo dormitorio, ¡que os enseñaremos en cuanto podamos!
Y vosotros, ¿a qué esperáis? os recordamos que nos ajustamos a vuestras necesidades, sólo tenéis que decidiros a dar el paso.
Imágenes propiedad de Diseño Interior Bruto, texto de Olga.
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